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NUTRICION Y EL SISTEMA INMUNOLOGICO

Actualizado: 24 ene 2021

Nuestro sistema inmunológico es el encargado de defender y vigilar nuestro cuerpo, actuando contra las infecciones causadas por virus, bacterias y hongos; nos protege contra toda clase de patógenos, se adapta a nuestras necesidades.

LA PIEL Y MUCOSAS

Éstas son las primeras barreras físicas de nuestro cuerpo; su trabajo es detener a los agentes patógenos e impedir que lleguen demasiado lejos. Sin embargo, hay ocasiones en que éstas son eludidas por los patógenos y logran llegar hasta la sangre.

En la sangre todo estaría perdido...

Si no fuera por la primera línea de defensa de nuestro cuerpo: los fagocitos y macrófagos. Células con una misión específica: devorar, comunicar y limpiar.

Un fagocito puede devorar cientos de patógenos y su principal objetivo es comer lo más rápido posible para evitar así que la infección continúe.


Como los fagocitos siempre hacen un cochinero, los macrófagos –que también comen, pero son más educados– se encargan de limpiar el terreno, atrapando entre sus extremidades los restos de células muertas o necróticas.


Sin embargo, si se dan cuenta de que ya no pueden con la infección, mandan un mensaje pidiendo ayuda a la segunda línea de defensa: el equipo especializado, alfa, lomo plateado, amos y señores de la protección... Los linfocitos B y T que son los encargados del combate cuando las cosas se ponen serias.

Los linfocitos B

Son células especializadas en la creación de anticuerpos. Los anticuerpos no destruyen a los patógenos, sino que los vuelven más lentos y vulnerables. Los linfocitos B pueden crear miles de anticuerpos para preparar el terreno a los verdaderos exterminadores de virus.

Los linfocitos T

Son expertos en erradicar infecciones de todos tipos, se especializan tanto que son los encargados de guardar la información de las enfermedades en nuestra memoria inmune. Por eso mismo tenemos dos tipos: los que se dedican al trabajo de campo, atacando directamente a los patógenos; y los que se quedan en la oficina, haciendo el papeleo necesario para que el cuerpo no olvide cómo atacar la infección.

Nuestro sistema inmune es increíble, pero no infalible.

Dormir el tiempo suficiente, hacer ejercicio y alimentarnos sanamente son acciones necesarias para mantenerlo sano. Sin embargo, para llevarlo al siguiente nivel y mejorar nuestro desempeño físico y mental, las vitaminas son fundamentales... sobre todo cuando el invierno se acerca. ¡Créenos! Tu cuerpo y cada una de tus células inmunes te lo agradecerán, pues les proporcionarás las herramientas necesarias para hacerle frente a las infecciones.

Vitamina A

Fundamental para el desarrollo de tejidos –como huesos o piel–, ayuda al mantenimiento y producción de dientes, favorece a la vista y es la especialista en membranas mucosas. Es compita de las vitaminas C, D, B y el hierro, elementos con los que se lleva increíble.

Vitaminas B

B3: Niacina es la indicada cuando hablamos del sistema nervioso. Ayuda a las células a obtener energía, propicia la oxigenación y controla el colesterol.

B2: Riboflavina es la especialista en el cuidado de glóbulos rojos, pues los oxigena y llena de energía. Es importante para el crecimiento y sano desarrollo de nuestro cuerpo.

B6: Piridoxina, la inteligente del grupo, se encarga de proteger al cerebro, el sistema nervioso y al mismo sistema inmune; su presencia es fundamental para la creación de anticuerpos.

Vitamina C

Todos quieren ser la vitamina más famosa. Aparte de ayudar al sistema respiratorio, favorece la cicatrización, el mejoramiento de las heridas cutáneas y el mantenimiento y reparación de huesos, cartílagos y dientes. Es amiga de básicamente todas las vitaminas, porque sabe que sin las demás no podría hacer bien su trabajo.

Vitamina D

La vitamina del sol, pues la luz de éste favorece su producción, es necesaria para la absorción de calcio en los tejidos óseos. Su déficit puede provocar raquitismo u osteoporosis. Ella y el calcio son los mejores amigos por siempre.

Hierro

La artillería pesada de nuestra sangre. Favorece la producción de hemoglobina y mioglobina, proteínas que facilitan la transportación del oxígeno a diversas partes del cuerpo. El hierro le cae bien a cualquiera.


Selenio

Favorece la producción de enzimas antioxidantes. Su presencia en nuestro cuerpo previene el daño celular.


Zinc

El plus que nuestro sistema inmune necesita. Favorece la producción, crecimiento y división de nuestras células.

¿CÓMO AYUDO A MI SISTEMA INMUNE?

Tu sistema inmune agradece las horas de sueño y descanso, la sana alimentación y el ejercicio. Además de lo anterior, consumir alimentos ricos en vitaminas y minerales, principalmente aquellos de origen vegetal –como frutas o tallos verdes– y de origen animal –como pescado, huevo o lácteos– te ayudará a mantenerlo sano.

¿Quieres saber cuales son tus necesidades de cada uno de estos importantes nutrimentos?;

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Miguel Silva Zumaya


 
 
 

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